Descripción enviada por el equipo del proyecto. El proyecto se emplaza en un predio de 0,5 Ha., en la localidad de Tunquén, balneario con un reciente florecimiento de parcelas destinadas a turismo estival, ubicado aproximadamente a 2 horas de Santiago.
Esta situación un tanto apartada condicionó la operación del proyecto arquitectónico de dos maneras: por una parte se trató de intervenir un paisaje natural y relativamente poco ocupado, y por otro, los recursos en cuanto a mano de obra local carente de especialización impusieron restricciones con respecto a la ejecución material de la obra.
Desde el punto de vista de la percepción del lugar, y a modo de primera decisión fundacional, se dispuso un volumen virtual paralelo al mar, y a una distancia prudente del acantilado, con el objeto de encontrar un punto intermedio entre el abrigo del terreno y la sensación de basamento natural de observación del horizonte. Dicho volumen se formalizó a través de un pliegue laminar, que envolvería en cierto sentido los espacios interiores e intermedios de la vivienda. A esta operación, se agregó la configuración de un muro contenedor de servicios, para proteger la casa de las vistas desde el acceso. El encuentro del muro de respaldo con la cinta laminar se resuelve evitando precisamente su unión, generando una fisura que deja apreciar el mar y que permite el entendimiento de la losa ya no como un cuerpo pesado, sino como un plano etéreo y despojado de gravedad.
Programáticamente, la casa se ordena en torno a un circuito de circulación continua, que logra alargar los tiempos de desplazamiento y a la vez intenta permitir la contemplación del paisaje en el recorrido. La cinta de hormigón correspondería a la traducción formal de dicho sistema. La ejecución de dos escaleras que conectan los dos niveles de la vivienda, situadas tanto en el espacio interior de dormitorios, como en el espacio exterior de terrazas, permite cerrar el circuito y ofrecer alternativas de ocupación, además de invitar a instancias de encuentros y des-encuentros o aislamientos, según los requerimientos de sus habitantes. Los espacios interiores se complementan con una terraza abrigada del viento en primer nivel y con una plataforma abierta de observación del entorno en el nivel superior.
Materialmente, la casa se compone de una continuidad de muros exteriores y losas de hormigón armado a la vista, con encofrados de madera sin tratar, alejados de perfecciones técnicas y sofisticaciones en cuanto a sus acabados. El muro longitudinal de acceso y contenedor de servicios, que se pliega hacia el norte, se revistió con piedra del lugar, al igual que las terrazas posteriores. Finalmente, pilares de acero ayudan a estructurar la cinta de hormigón, en los planos acristalados paralelos al mar, otorgando una sensación de levedad y permeabilidad particular a la vivienda.